Pecados veniales:
Jactancia o Presunción: Hablas de tus propias virtudes o logros de forma exagerada para lucirte.
Ostentación: Exhibes los bienes materiales o conocimientos sin necesidad.
Tacañería: Tienes una excesiva renuencia a compartir o gastar, incluso cuando es razonable o necesario.
Falta de generosidad: Te niegas a ayudar con los propios bienes a alguien que tiene una necesidad leve.
Pensamientos impuros leves: Permites brevemente pensamientos o deseos impuros sin rechazo inmediato, pero sin llegar al consentimiento pleno de un acto grave.
Chistes o conversaciones lascivas: Participar o disfrutar de bromas o conversaciones de doble sentido.
Mal humor: Te pones de mal humor fácilmente o te quejas sin razón grave.
Palabras ásperas: Hablas con dureza, gritas o dices palabras hirientes sin dañar seriamente la reputación o la dignidad de la otra persona.
Comer en exceso: Ingieres alimentos o bebidas hasta la saciedad, sin dañar seriamente la salud.
Desperdicio: Desechas alimentos de forma imprudente.
Celos leves: Sientes una punzada de tristeza al ver los éxitos o talentos de un colega, amigo o familiar.
Indiferencia ante el bien ajeno: No te alegras sinceramente por la buena suerte de otra persona.
Negligencia en el trabajo/estudio: Retrasas o realizas las tareas con descuido por flojera, sin causar un daño grave.
Dormir en exceso: Extiendes el descanso más allá de lo necesario, por pura comodidad.
Odio a Dios o al prójimo: Desear seriamente el mal a otro.
Presunción extrema (creer que te salvarás sin esfuerzo).
Fraude grave con pleno conocimiento y consentimiento.
Adulterio, fornicación, pornografía con consentimiento pleno, actos homosexuales (según la doctrina católica), violación, masturbación con pleno conocimiento y deliberación.
Embriaguez completa: Beber hasta el punto de perder el uso de razón o causar un daño grave a la salud o a terceros (conducir bajo esa influencia). Drogadicción ilícita.
Desesperación: Perder la esperanza en la salvación o el perdón de Dios. Omisión grave de un deber moral o legal que conlleva un daño severo a uno mismo o a terceros (ej. abandono de un hijo, no asistir a Misa dominical sin causa grave).
Los Pecados Capitales son los vicios o inclinaciones que motivan las transgresiones. Estos vicios y los pecados veniales que generan se oponen a los Diez Mandamientos, que establecen las normas de la Ley de Dios.
Es importante notar que un solo vicio capital puede ir en contra de varios mandamientos.
A continuación, se presenta una tabla que muestra esta compleja relación:
Relación entre Pecados Capitales, Veniales y los Diez Mandamientos
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| MANDAMIENTO |
PECADO CAPITAL (Vicio raíz) |
PECADOS VENIALES COMUNES (ejemplos) |
| I. Amarás a Dios sobre todas las cosas. (Fe, Esperanza y Caridad) |
Soberbia: Es la raíz de la incredulidad y la auto-suficiencia. Avaricia: Poner la riqueza como un ídolo. Pereza (Acedia): Descuido de los deberes espirituales. |
Vanagloria, presunción de salvarse sin esfuerzo, tibieza en la oración, buscar signos o supersticiones leves. |
| II. No tomarás el Nombre de Dios en vano. (Respeto al Nombre de Dios y a lo sagrado) |
Ira: Uso del Nombre de Dios o de los santos en juramentos o maldiciones por cólera. |
Expresar el Nombre de Dios con ligereza o sin respeto, jurar sin necesidad. |
| III. Santificarás las fiestas. (Culto, descanso y caridad) |
Pereza (Acedia): Aversión al esfuerzo que supone cumplir el precepto de la Misa. Gula/Lujuria: Usar el día de descanso solo para placeres desordenados. |
Llegar tarde a Misa por negligencia, realizar trabajos innecesarios leves, no dedicar tiempo a la reflexión. |
| IV. Honrarás a tu padre y a tu madre. (Familia, autoridad legítima y sociedad) |
Soberbia: Desobediencia, rebeldía y desprecio a los padres o superiores legítimos. Ira: Faltas de respeto o respuestas ásperas a la autoridad. |
Desobediencia en asuntos leves, falta de gratitud, criticar a los padres/superiores por asuntos menores. |
| V. No matarás. (Respeto a la vida y a la integridad de la persona) |
Ira: La raíz del homicidio, las peleas y la violencia. Envidia: Desear el mal o la desgracia del otro. Soberbia: Desprecio que lleva a humillar o abusar de otros. |
Mal humor constante, impaciencia, críticas hirientes, resentimiento pasajero, dañar la propiedad ajena por rabia. |
| VI. No cometerás actos impuros. (Castidad y respeto al cuerpo) |
Lujuria: Deseo desordenado del placer sexual. Gula: Exceso en la comida y bebida que conduce a la falta de templanza en otros placeres. |
Pensamientos impuros consentidos brevemente, miradas indecentes, conversaciones lascivas o de doble sentido. |
| VII. No robarás. (Respeto de los bienes del prójimo y justicia) |
Avaricia: Deseo de tener bienes ajenos. Envidia: Querer lo que el otro tiene al punto de desear robarlo. |
Uso descuidado de la propiedad ajena, tacañería, no devolver algo prestado con prontitud, pequeños engaños en compras/ventas. |
| VIII. No darás falso testimonio ni mentirás. (Verdad y fama del prójimo) |
Soberbia: Mentir para exaltarse a uno mismo (jactancia). Envidia: Murmurar o criticar al otro para dañar su imagen. |
Mentiras pequeñas sin daño grave, exageración de logros propios (vanidad), juicio temerario leve (pensar mal sin prueba). |
| IX. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. (Pureza del corazón) |
Lujuria: El vicio de la impureza, que alimenta los malos deseos. |
Entretener pensamientos impuros durante un breve tiempo, curiosidad indebida, mirar imágenes dudosas de forma ligera. |
| X. No codiciarás los bienes ajenos. (Desprendimiento y justicia) |
Avaricia: Deseo excesivo e ilícito de adquirir bienes ajenos. Envidia: Tristeza por el bien o prosperidad del prójimo. |
Quejarse por no tener lo que otros tienen, sentir una punzada de celos por los éxitos ajenos, apego excesivo a lo propio. |
Estimado feligrés, acércate al Sacramento de la Reconciliación con fe y esperanza.
La Confesión no es un examen, sino un encuentro con la Misericordia de Dios. Para que sea fructífero, considera estos tres pasos sencillos:
1. Preparación y Examen de Conciencia
- Pide la luz al Espíritu Santo para ver tus faltas.
- Concéntrate en tus actos concretos, no solo en los sentimientos.
- Pregúntate: ¿Cuándo fue mi última confesión? ¿He callado algún pecado mortal en confesiones anteriores?
- Examina cómo has fallado en tus deberes con Dios, el prójimo y contigo mismo, usando los Diez Mandamientos o los Pecados Capitales como guía.
- Identifica los pecados mortales (materia grave, pleno conocimiento, consentimiento total) y los veniales (faltas leves que debilitan tu relación con Dios).
2. El Diálogo en el Sacramento
- Empieza diciendo al sacerdote cuándo fue tu última confesión y si cumpliste la penitencia asignada.
- Sé claro y conciso al nombrar tus pecados mortales (tipo y número de veces, si es posible).
- Para los pecados veniales, confiesa aquellos que más te avergüenzan o que son tu lucha principal. No es necesario hacer una lista exhaustiva de todos los veniales.
- Evita excusas, justificaciones o narraciones largas. Nombra el pecado y asume tu responsabilidad.
3. Propósito y Penitencia
- Al finalizar, expresa un firme propósito de enmienda con la ayuda de Dios.
- Acepta con humildad la penitencia impuesta por el sacerdote y cúmplela lo antes posible.
Recuerda: Confesar tus pecados mortales es obligatorio para obtener el perdón. Los veniales son recomendables para avanzar en la vida espiritual y fortalecer tu lucha contra el pecado.